Cuidado y mantenimiento de lentes

Cuidar adecuadamente tus lentes no solo mejora tu experiencia visual, sino que también prolonga significativamente su vida útil y protege tu inversión. La limpieza debe realizarse de forma correcta y frecuente, utilizando siempre un paño de microfibra limpio y una solución óptica especializada o, en su defecto, agua tibia con una gota de jabón neutro. Evita limpiarlos en seco, con papel, servilletas, ropa o productos como alcohol y limpiadores domésticos, ya que pueden dañar los tratamientos antirreflejo, fotocromáticos o de protección UV. Siempre que no los uses, guárdalos en un estuche rígido para evitar caídas, rayones o deformaciones, especialmente si los llevas en una mochila o bolso. No los dejes expuestos al calor excesivo, como en el tablero del auto o cerca de fuentes de calor, ya que esto puede afectar la montura y los recubrimientos de la lente. Al ponértelos o quitártelos, usa ambas manos para evitar torceduras, y nunca los coloques sobre tu cabeza, ya que eso los desajusta y los expone al sudor, lo que deteriora los materiales. Además, es recomendable llevarlos a una óptica de confianza al menos cada seis meses para revisión técnica, ajuste de tornillos y limpieza profunda. Estos hábitos no solo garantizan una visión óptima y mayor confort, sino que también demuestran responsabilidad en el cuidado de tu salud visual.